Camote (1)
Batata.
Soy plenamente consciente de que en España hay CAMOTES y que se pueden encontrar en algún que otro mercado. Pero convendrán conmigo en que no es fácil encontrarlos y menos aún tener la oportunidad de comerlos.
En Méjico, sin embargo, se trata de un tubérculo bastante popular. Es relativamente común encontrar en las calles vendedores de CAMOTES que al reclamo de un pito – igual al de los afiladores de antaño – llaman la atención de su clientela. Los carritos son verdaderamente llamativos con forma que recuerda a la de locomotoras de vapor de juguete. El cuerpo es cilÃndrico y en la parte delantera destaca una chimenea también cilÃndrica, de entre un metro y metro y medio de alto, coronada por una burda tapadera de esas que impiden que se cuele el agua de lluvia en su interior. En la parte trasera hay un boquete con portezuela tras el que se adivinan las llamas en que se asan los CAMOTES. Estas calderas ambulantes van provistas de cuatro grandes ruedas, tipo bicicleta que ayudan a darles un aire festivo. Quizás esto de llevar cuatro ruedas y no dos delante y dos patas atrás como en el caso de las carretillas responda al peso del artefacto que no puede ser transportado en vilo ni siquiera por uno de sus extremos.Â
Además de esta venta callejera, los CAMOTES son también ampliamente usados en la preparación de dulces. Son famosas unas barritas de dulce de CAMOTE tÃpicas de PUEBLA.
La verdad es que, aparte de estos usos, no soy consciente de que el CAMOTE se use en platos de mayor enjundia, pero algo es algo.
De todas formas, sà es cierto que los CAMOTES están más presentes en la mente del mejicano que las batatas en la del español. Existen varios dichos en los que se hace referencia a ellos.  Expresiones como ATORARSE EL CAMOTE, HACERSE CAMOTES, MEDIRLE EL AGUA A LOS CAMOTES, o TRAGAR CAMOTE son todas ellas muy populares y ampliamente conocidas en todo el paÃs.
Ver DULCES MEJICANOS.